¿Buscas algo fuera de lo común para tu viaje a Malta? No te pierdas estas atracciones, actividades, bares, playas y curiosidades originales
Malta es el país con menor superficie de la UE, pero eso no impide que sea un destino turístico muy popular. Así que, en un territorio tan pequeño, ¿cómo puedes evitar las aglomeraciones, encontrar las mejores playas, disfrutar de la vida nocturna y aprender acerca de la historia y cultura locales? ¡Pues con la lista de las 10 mejores cosas que hacer en Malta de Kiwi.com, por supuesto!
Las mejores playas
Las playas de Malta son espectaculares y el agua es absolutamente cristalina, así que no te olvides de la crema solar y el traje de baño. Las playas más populares son las de la bahía de Mellieħa, Għajn Tuffieħa y la Bahía Dorada. Pero, si buscas alternativas menos concurridas, prueba las de la isla de Gozo (al norte del archipiélago), donde te recomendamos especialmente las de Paradise Bay y Armier. En Gozo también está la playa de Ramla l-Ħamr con su insólita arena de color naranja rojizo.
Otra opción es la Laguna Azul en la diminuta isla de Comino. Para llegar hasta ella, tendrás que alquilar un barco, pero la recompensa es una perfecta arena blanca de postal y una isla absolutamente virgen gracias a su protección especial como reserva natural.
Placeres urbanos
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La principal zona para disfrutar de la vida nocturna de Malta es Paceville, en San Julián. Aquí hay una plétora de bares, pubs, discotecas, locales para tomar chupitos y cualquier otra cosa que se te ocurra, incluida la discoteca más grande de Malta (Sky Club, con un aforo de 3400 personas). Pubs irlandeses, coctelerías que quedarán ideales en tu cuenta de Instagram, el animado Saddles Pub (buen lugar para arrancar la noche con ofertas de copas baratas)… hay muchos motivos para salir de fiesta por Paceville.
Márcate una «Sunday Sesh»
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Salumeria Gardens es un bar situado en un jardín escondido detrás del Palacio Spinola de San Julián. Aquí puedes disfrutar de cerveza artesana, mojitos refrescantes y pizzas caseras además de su famosa sesión de los domingos, la Sunday Garden Sesh, que es un bálsamo inmejorable después de la locura del fin de semana.
Sus excelentes DJ regalan exquisitas sesiones mezcladas con vinilos clásicos y diseñadas para ayudarte a relajarte, hacer amigos y paladear la espléndida comida y cerveza del local. La cosa empieza alrededor de las 18:00, así que, después de un fin de semana de fiesta, es el lugar perfecto para bajar revoluciones y simplemente gozar de una maravillosa noche de verano. Como dicen en su web: no es una «rave», es sencillamente una fiesta tan fantástica como sus pizzas.
Catacumbas espeluznantes
Si tienes claustrofobia o te perturban fácilmente las experiencias lúgubres, quizás prefieras saltarte nuestra próxima recomendación. Debajo (y más allá) de la iglesia de San Pablo en Rabat se extienden más de 2000 metros cuadrados de pasadizos y cámaras funerarias que se remontan al siglo III. Hay 30 cámaras diferentes (de las cuales 20 están abiertas al público) donde descansan los restos de personas cristianas, romanas y judías. Abre todos los días y bien merece una visita por solo 6 €.
Malta cuenta con más rarezas bajo tierra: las catacumbas de Ta’ Bistra datan del siglo IV, y las de San Cataldo, a las que se accede por una empinada escalera, tienen una mesa de ágape (una plataforma circular de piedra que se usaba para los ritos funerarios). También puedes descubrir La Valeta subterránea explorando los túneles que sirvieron de fortaleza, lugar de almacenamiento y, más tarde, refugio contra bombardeos.
Día de mercado en Marsaxlokk
Originalmente, el mercado al aire libre del pequeño puerto pesquero de Marsaxlokk era simplemente eso: una lonja de pescado. Sin embargo, a lo largo de los años se ha ido expandiendo hasta convertirse en un verdadero mercado de artesanía en el que también se puede encontrar miel, mermeladas, vinos, hortalizas, ropa, recuerdos y mucho más… aparte de pescado, claro. Se organiza todos los domingos a partir de las 6:30, así que conviene llegar pronto para evitar la muchedumbre. A cambio del madrugón, puedes recompensarte con un delicioso almuerzo de pescado y marisco con vistas a las preciosas barquitas de colores que se mecen sobre las aguas de la bahía.
Entra en contacto con tu cavernícola interior
Cerca del pueblo de Binġemma puedes seguir un sendero angosto junto a la capilla para llegar a una serie de cuevas. Nadie se pone de acuerdo sobre su antigüedad, pero muchas fuentes indican que forman parte de un asentamiento troglodita de la Edad del Bronce. Algunas de las cuevas no son más que curvas socavadas en la pared rocosa, pero hay otras más profundas que contienen grutas y pasadizos. Además, esta parte de la isla es un paraje accidentado y salvaje azotado por el viento que aporta un atractivo contrapunto a los coquetos bares y playas de la costa.
De La Valeta a Birgu en barco
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Probablemente pases bastante tiempo en La Valeta: si es así, te recomendamos que eches un vistazo al pequeño pueblo de Birgu, al otro lado del puerto. No está tan concurrido como La Valeta, así que no es mala idea tomar un dgħajsa (un taxi acuático maltés) para explorarlo. Ahí verás una plaza principal repleta de animados cafés, el fuerte de San Ángel del siglo XVI y un montón de iglesias, capillas y museos encantadores.
Prueba el vino maltés
En Malta se produce vino desde hace más de 2000 años, así que algo deben estar haciendo bien. La isla tiene cinco grandes bodegas que usan principalmente las dos variedades de uva autóctonas, llamadas Ġellewża (negra) y Girgentina (blanca). Se produce mucho menos vino tinto que blanco y, aunque los viñedos locales también recurren a los omnipresentes Chardonnay y Cabernet Sauvignon, no puedes irte de Malta sin probar los vinos realmente exclusivos que se elaboran en sus tierras. Tampoco te pierdas el blanco espumoso conocido como Cassar de Malte, para el cual se sigue el mismo «méthode traditionelle» (método tradicional) que se emplea para el champán.
Visita el pueblo de Popeye
«Popeye», la película de Robert Altman de 1980 protagonizada por el difunto Robin Williams en el papel del marinero enganchado a las espinacas y Shelley Duvall como Olivia Olivo, fue tal fracaso que a Altman le costó volver a encontrar trabajo en Hollywood, de forma que terminó mudándose a París. Aun así, los lugareños malteses hicieron alarde de todo su espíritu emprendedor y decidieron que el set de rodaje debía quedarse. Por lo tanto, ahora puedes explorar el pueblo de Sweethaven, bañarte en el mar y simplemente dejarte asombrar por la alocada atmósfera del lugar. Aparte de las excursiones en barco disponibles en verano, el pueblo ofrece otras atracciones como un cine, un campo de minigolf y una bodega, además de una especie de santuario dedicado a la memoria del propio Robin Williams.
Relájate entre vegetación exuberante
Los jardines de San Antón se abrieron al público en 1882, lo cual los convierte en un reclamo relativamente reciente para una isla que cuenta con algunos de los puntos de interés más antiguos de Europa. Los elegantes jardines que circundan el palacio de San Antón son todo un despliegue de elegancia, con pasarelas, fuentes, estanques con patos, una rosaleda y árboles que van desde robustos pinos de Norfolk hasta especies más exóticas como el jacarandá. Es el lugar perfecto para detenerte a reflexionar sobre tu viaje y tomar fotografías espectaculares, no solo de los jardines en sí, sino también del palacio presidencial.
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