Hay gente a la que no le basta con tomar el sol y ver monumentos: en vacaciones también quieren subir las pulsaciones con algo un poquito más extremo. Si te encantan las emociones fuertes, sigue leyendo y descubre escapadas hechas para ti
¿Te resulta demasiado apacible dar sorbos a un cóctel en la playa? ¿Dirías que callejear por una hermosa ciudad en busca de un lugar para tomarte una cerveza o un café es una actividad excesivamente mansa para tus vacaciones? ¿Explorar los tesoros de la Antigüedad no te llama? Si para ti la diversión es sinónimo de locura, no te preocupes: ¡hay más gente como tú! Existe toda una categoría de la especie humana para la que no hay nada mejor que abalanzarse por algún sitio, trepar por algún otro, verse perseguidos por toda clase de cosas… y todo ello mientras vuelan disparados por un cañón, desnudos, en medio de una tormenta. O algo así. Pensando en esos espíritus aventureros que sueñan con subidones de adrenalina y emociones fuertes, hemos recopilado algunas ideas para escapadas de lo más extremas.
Rafting en aguas bravas, Nepal
Claro que, hoy en día, esta es una aventura bastante común. Vaya, se ha convertido en algo tan popular que, en algunos sitios, incluso puedes hacer rafting de interior. Pero esta ruta es, sin duda, el súmmum para los enamorados de las aguas bravas: rafting en estado puro. Cuando el hielo se derrite en Nepal, los ríos bajan bramando salvajemente por algunas de las montañas más altas del mundo, impulsados en su descenso atronador por las lluvias torrenciales.
Ahí entras tú en escena: raftnepal.com organiza aventuras de distintas dificultades y duraciones, desde una simple excursión de un día hasta unos intensos 10 días de rafting y cuatro días de senderismo en las montañas, para rematar la experiencia.
Si eso no te parece lo suficientemente emocionante, ten en cuenta que, si te atreves con el Sunkoshi (el «río de oro»), una de las secciones se llama «el triturador de carne». Ahí queda eso.
Surf volcánico, Nicaragua
En realidad, es tan simple como suena. Una hazaña concebida originalmente por amantes de la adrenalina en Australia, el surf volcánico se practica en la ladera del volcán de Cerro Negro, cerca de la ciudad de León, en Nicaragua.
Te entregan una especie de trineo de madera, y lo demás depende de ti. Sube por el volcán hasta donde te atrevas (está activo, para darle ese toquecito de peligrosidad añadida) y luego, desciende por la ladera sobre tu trineo. Así de sencillo.
Usa los pies para girar y reducir la velocidad. Y es que, en algún momento, necesitarás frenar. Aquí, el récord de velocidad practicando surf volcánico es de 90 km/h. ¿Te gusta cómo suena? Bien. El Bigfoot Hostel de León organiza excursiones diarias al volcán.
Tirolina, Sudáfrica
Sun City está a unas dos horas de Johannesburgo, y es donde encontrarás la auténtica tirolina original (y para muchos la mejor). Bajarás zumbando por dos kilómetros de verdes prados y abrasadora tierra rojiza, arrojándote de cabeza a 160 km/h hasta el final del recorrido, donde te atraparán para que te apees sobre piernas temblorosas.
Puedes elegir entre vivir la experiencia por tu cuenta, o amarrándote a algún colega tan temerario como tú. En ambos casos, es lo más divertido que puedas hacer con las piernas metidas en un saco.
Bobsleigh, Francia
En la estación de esquí de La Plagne está ocurriendo algo bastante impresionante (eso sí, solo de diciembre a abril). Se ha construido una pista de bobsleigh de 1,5 km con el propósito específico de que el ser humano promedio pueda sentirse protagonista del clásico de la comedia de 1993, Elegidos para el triunfo.
Hay varias formas de recorrer la pista. Si vas con amigos, están las opciones del bobsleigh para dos o cuatro personas. Pero si te parece una experiencia que se vive mejor a solas, puedes bajar en el bobsleigh por tu cuenta.
Han diseñado un bobsleigh con jaula de seguridad, así que te abrochan boca arriba, te dan un casco protector y un empujón, y eso es todo: sales disparado como un cohete.
Buceo en jaula con tiburones, Australia
En el sur de Australia hay empresas que te ofrecen la posibilidad de verte cara a cara con uno de los asesinos más perfectos e implacables de la naturaleza: el gran tiburón blanco. Además de otras experiencias (algo menos escalofriantes) nadando con otras especies, Calypso Star Charters te entregará, previo pago, tu equipo de buceo, te meterá en una jaula y te sumergirá en el océano.
Allí flotarás durante 45 minutos, mientras se dispersa cebo en el agua para atraer a los tiburones. La verdad es que la proporción de inmersiones en las que realmente se ven tiburones es muy buena: en el 85 % de las visitas al océano hay algún encuentro con tiburones, lo que nos parece un índice prometedor.
También se enorgullecen de ser respetuosos con el medio ambiente y de buscar la neutralidad de carbono, de forma que cuando estés mirando a los fríos ojos asesinos de esas bestias titánicas, sabrás que también estás ayudando a la preservación de su ecosistema. Emoción y filantropía, todo en uno.
Escalada en hielo, EE. UU.
Una de las escasísimas actividades en esta lista que no cuesta ni un céntimo, además de ser chulísima (a pesar del frío) es el Ouray Ice Park. A muy poca distancia de la localidad de Ouray, en Colorado, el parque está en un desfiladero natural convertido en centro de escalada, abierto habitualmente desde mediados de diciembre hasta mediados de marzo.
Pero, a diferencia de otros parques, se trata de una inmensa superficie de hielo completamente artificial, con más de 200 rutas que la recorren, rebasan o rodean. La verdad es que está muy bien pensado. Aprovechando el excedente de agua que abastece a la localidad de Ouray, una ingeniosa red de tuberías y 150 alcachofas de ducha corrientes y molientes han construido una obra maestra de ingeniería sostenible y «natural».
Es verdaderamente impresionante, aunque no recomendamos que mires mucho hacia abajo mientras escalas a gran altura, agarrándote a lo que se presentan como cataratas heladas con enormes relieves sobresaliendo de la pared de escarcha, e inmensas estalactitas que parecen cortar el cielo. Pero no temas: incluso aunque no tengas el equipo ni la experiencia necesaria para enfrentarte a este muro de hielo, no todo está perdido. El resto del parque está abierto para la escalada en roca, la práctica del búlder, y otros pasatiempos similares pensados para quien disfrute sufriendo.
Encierro de toros, España
Esta seguro que la conoces: los Sanfermines de Pamplona, en el norte de España, que existen (según parece) desde el siglo XIV. Se celebran cada año durante las Fiestas de San Fermín, que abarcan toda una semana de julio. El primer encierro se celebra en el segundo día de las fiestas, y después hay un encierro cada mañana hasta el final de los Sanfermines.
No hay muchas reglas: los participantes deben tener al menos 18 años, no deben hacer nada que moleste o provoque a los toros (¿a quién se le ocurriría?), deben correr en la misma dirección que los toros (lo dicho…), y no deben estar bajo los efectos del alcohol.
Cada año, entre 50 y 100 personas se lesionan durante las fiestas, principalmente porque tropiezan accidentalmente con otros corredores. Pero la parte más peligrosa del encierro llega al final de todo: la entrada a la plaza de toros. La calle se estrecha al llegar a la entrada, creando un efecto embudo que aprieta y junta a los corredores antes de poder entrar finalmente en la plaza.
Esta aglomeración ha provocado la embestida de hasta diez corredores, que se encontraban con una masa inamovible de personas al tratar de alejarse de los toros. Un corredor incluso murió aplastado en 1977. Si aun así necesitas más terror y adrenalina, háztelo mirar.
Coasteering, Reino Unido
Y ahora, algo un poco más familiar, siempre que a tus hijos les gusten las emociones fuertes tanto como a ti. El coasteering está muy de moda en el Reino Unido, y la salvaje costa de Gales es el lugar perfecto para probarlo.
Pero, ¿qué es? Pues, es una combinación de todo lo que puedas hacer entre las rocas y el agua: rápel, búlder, escalada, natación, kayak, tirolina y simplemente saltar desde acantilados al gran azul. La pista de entrenamiento de la Madre Naturaleza, por así decirlo.
Empieza en una playa, donde tus guías te entregan el equipo (traje de neopreno, casco y demás), antes de que empiece el programa que hayas elegido.
Dependiendo de dónde estés, podrás disfrutar de media jornada o de un día completo de coasteering, a menudo con el almuerzo incluido (y lo vas a necesitar, porque el esfuerzo físico puede ser considerable). Acabarás empapado, exhausto, ¡pero esperamos que muy feliz!
Quesos rodantes, Reino Unido
Ya que estás en Gran Bretaña, ¿por qué no participar en algo un poco más extravagante? El «cheese rolling» solo tiene lugar una vez al año (a finales de mayo) en Gloucestershire, Inglaterra, y es objeto de algo de controversia. La idea es tirar una rueda de queso por la colina de Cooper’s Hill mientras los participantes corren cuesta abajo tratando de alcanzarla. Para colmo, es una colina infernal: empinada y llena de baches.
El consejo regional de Gloucestershire lleva años advirtiendo a la gente de que no participe en el evento, ya que no tiene ninguna «organización». Según los lugareños, eso no es cierto, y dicen que se despeja cualquier objeto peligroso de la colina, que además se desbroza y nivela unos días antes del certamen.
Eso no impide que la gente se lesione al abalanzarse sin control por la ladera de la colina. Las fracturas son frecuentes y los servicios de ambulancia local tienen más trabajo del que querrían. Aun así, alguna que otra muñeca rota es el pequeño precio que se paga por participar en una tradición que, según dicen, tiene cientos de años. ¿O no?
Bueno, quizás. Sea como sea, es el tipo de locura inglesa que le encanta a la gente, y que queremos seguir viendo.
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